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La visita a Theo Raaijmakers

Durante nuestro viaje por América del Sur tuvimos el placer de conocer a Theo Raaijmakers y su proyecto Amanecer. Ya en nuestro primer encuentro escuchamos muchas historias sobre los niños de la calle de los que él se ha apiadado. Qué fuerte! Llevamos 2 meses despreocupados viajando y ahora vemos la cruda realidad. Los lugares a los que como frívolos mochileros no llegamos y las historias que no conocemos al estar criados en un entorno rico y seguro.

El 3 de abril (2014) a las 8,00 horas estamos en la escuela de Theo, donde se encuentran solo niños con un fuerte retraso académico o discapacidad. Niños que de otra manera nunca recibirían una oportunidad en Bolivia; ninguna acogida, ningún dinero del gobierno, ninguna red social de protección. Es estupendo verles sonreír y ver a los entusiastas profesores que intentan crear un orden en el caos.

Después vamos a la calle con dos trabajadores de la fundación. Nos detenemos en un campo deportivo en construcción, donde intentamos tomar contacto con 10 niños que viven detrás de una escalera de cemento. Tienen un aspecto descuidado, esnifan pegamento, y algunos solo tienen 7 años! Limpiamos una herida sucia, les damos algo de agua para beber y Theo intenta motivarlos para que no esnifen más. Visitamos algunos lugares parecidos y nos llama la atención una chica jóven (unos 15 años) que está embarazada de 6 meses. Permanece en un parque entre autopistas y duerme por la noche debajo de un puente. Inconcebible.

Visitamos ese día todavía unas cuantas casas de acogida, donde vemos niños jugando, riendo, comiendo y estudiando despreocupadamente. Genial!! Entonces olvidas casi por qué viven allí...... familias que no quieren a sus niños, maltrato, adicciones. Historias de intentos de suicidio, abortos ilegales y violencia callejera. Pero afortunadamente también historias sobre jóvenes de la calle que ahora son dentistas, carpinteros o pintores.

Por la noche podemos ver tambien la acogida nocturna. Los niños que conocimos en el campo deportivo, vienen aquí a dormir la mona en un lugar seguro. Pueden cocinar y tienen un colchón blando para descansar. No se les permite esnifar pegamento. También reciben enseñanza durante un cuarto de hora. Esta noche se trata el tema del robo y el castigo que por ello pueden recibir. Para nosotros un mensaje evidente pero para los niños es más complicado ya que, a veces, no tienen otro remedio que delinquir.

Después de un día lleno de impresiones, tomamos una ducha caliente, comemos unos cuantos M&M's, nos acostamos en una cama limpia..... y nos damos cuenta de que todo esto que para nosotros es normal, es realmente un privilegio y una bendición.

Un día más tarde vamos con Juan Carlos a la ciudad. Él es muy abierto y nos cuenta que fue abandonado por sus padres, hasta los 6 años vivió con su abuela y después en la calle.

Aquí ganaba algo de dinero, anunciando las rutas y horarios de los autobuses (allí no las puedes encontrar en internet) y robaba a la gente. También tenía que dar dinero a los jóvenes más mayores de la calle, y estos a su vez se lo entregaban a la policía para que les dejara vivir en la calle. Cuando cumplió los 8 años, Theo le sacó de la calle y es por eso que ahora tiene trabajo y una estupenda familia. Tiene un montón de historias que contar y nos enseña lugares muy especiales!

Visitamos una prisión local, vagabundeamos por el mercado local y buscamos los “lugares secretos”; los echadores de cartas, las supersticiones, un mercado ilegal de animales y un mercado chino donde la gente puede comprar la radio de coche o reloj que anteriormene habían sido robados (la policía es corrupta así que protestar no tiene ningún sentido).

Qué mundo tan especial. Una vida aquí parece tener menos valor que en Holanda. Theo intenta hacer todo lo posible para dar a los jóvenes una vida que merezca la pena y nosotros hemos sido testigos de su éxito. Por desgracia es imposible desterrar toda la pobreza que aquí existe, para ello sería necesario un gran cambio cultural en esta tierra dividida.
Sin duda uno de los momentos más especiales de nuestro viaje, gracias Theo!

Marlou van de Loo y Rein van de Wouw